Después de tres meses de ausencia, la Virgen del Rocío amaneció el pasado viernes presidiendo de nuevo su santuario tras la restauración a la que ha sido sometida.
Las puertas del templo marismeño se abrieron a las diez de las mañana con la Blanca Paloma entronizada en las andas de su paso procesional, desprovisto de palio. Así se podrá contemplar hasta que pasen las fiestas de Navidad.
La Virgen del Rocío está de nuevo entre sus devotos. Como anunció hace escasos días el presidente de la Hermandad Matriz de Almonte, Santiago Padilla, y la camarista, María del Carmen Morales, la Blanca Paloma ha sido repuesta al culto antes de Nochebuena, en concreto, el pasado viernes, a primera hora de la mañana.
Han sido tres meses de restauración, labor que ha llevado a cabo Fuensanta de la Paz, una de las profesionales más reconocidas en este tipo de trabajos. La intervención fue respaldada por el cabildo extraordinario de hermanos celebrado a finales de septiembre en la parroquia almonteña.
La Reina de las Marismas permanecerá hasta que acaben las fiestas navideñas en su presbiterio, a la altura a la que suele contemplarse los días de la romería. De esta forma, se facilita su visión para los miles de devotos que acudirán a partir del pasado viernes a venerarla.
Regresará a su camarín a principios de enero, cuando se retome el calendario de peregrinaciones extraordinarias de las hermandades filiales.
Antes de que se abriera el santuario el viernes por la mañana, multitud de devotos se congregaron delante de su puerta principal para presenciar el reencuentro, que vino precedido del rezo de la Salve. Son muchos los devotos que han pasado este fin de semana por la aldea almonteña para contemplar de nuevo a la virgen.