La Romería del Rocío de 2024 ya tiene cartel anunciador. Se presentó en el cabildo general de hermanos que la Hermandad Matriz celebrada en el Domingo de Resurrección, en la Parroquia de Ntra. Sra. de la Asunción, en Almonte. La obra, del pintor onubense Jesús García Osorno, cargada de fuerza y simbolismo, refleja “las miradas de la Virgen”.
La imaginación del artista se fija en que “todo el que entra en el Santuario, siente que la Virgen del Rocío le está mirando, sigue sus pasos, le acompaña y atiende sus súplicas”. Pero cada uno la mira de una forma diferente y encuentra en Ella una imagen única, que ve con sus ojos y otros no pueden ver.
La mira desde un encuadre distinto, la busca de frente, desde más lejos o desde la inmediata proximidad de la reja. Una Reina que todo lo puede, y todo lo abraza. Un Dios que desciende por Ella, porque Ella fue camino de Dios hasta la tierra. Un Dios que todo lo ve porque en, El Rocío, todos los ojos están vueltos a su Madre.
García Osorno explicó que en el cartel se reflejan siete miradas de la Virgen. Como las siete semanas de Pascua que conducen a Pentecostés, en las que el pueblo de Almonte, con su Hermandad Matriz y todas las hermandades rocieras van preparando el camino que les conduce a la Virgen. “Siete, porque los almonteños cuentan su vida por Venidas de su Madre al pueblo de Almonte”, ha subrayado.
Un número que simboliza el equilibrio y la perfección y que se repite en el Viejo y Nuevo Testamento. Y son esas diversas miradas con las que vemos en nuestra imaginación a la Virgen cuando ya no estamos ante Ella en su Santuario, que han quedado en el cartel integradas en los semicírculos de sus ráfagas de punta de martillo.
Esas miradas de la Virgen envuelven a Cristo, el Pastor Divino del Rocío, en sus manos, a la misma hora en que las miradas de la Virgen bajan de su altar a hombros de los almonteños. “Todo es gozo, bullicio, millones de almas, flautas, tamboriles, palmas, y recuerdos del camino y de los lances de la procesión triunfal por las calles de su aldea…” destaca el autor. Mientras, la calma de Doñana pinta de malva las tardes y acaricia la brisa las crines de las bestias que la Marisma guarda todo el año en sus rincones salvajes. Es el origen de esta devoción, en el antiguo Coto de las Rocinas, donde los ganaderos de Almonte iban a señalar a esta imagen como su protectora y bienhechora espiritual.
La ermita, con su concha peregrina y su espadaña, su altar y su camarín, tiene la altura de un monte santo. Se alza erguida, triangular, forma perfecta, presencia de Dios. Y en la cima florece la zarza siempre ardiente de la fe, que no se consume, sino que se multiplica. La Virgen del Rocío es, en su inmortal estampa triangular, el signo eterno de un Dios que mira a su pueblo por los ojos de María Santísima del Rocío. El cartel retrata y refuerza esa definición iconográfica, ha descrito el pintor onubense.
Tras la presentación del cartel, siguiendo el orden del día del cabildo, los hermanos de la Matriz elegieron a su Hermano/a Mayor para la próxima Romería del Rocío, un nombramiento que se conocerá al filo de la medianoche, tras el recuento público de los votos en el templo parroquial almonteño. Una cita que marca en Almonte la cuenta atrás definitiva para un Rocío que en el pueblo dura todo el año.