Tras un Lunes Santo en el que solo la Hermandad de la Paz de Fátima pudo llevar a cabo su salida procesional, el Martes Santo en Jerez parecía traer consigo un respiro en lo meteorológico que prometía permitirnos disfrutar de una jornada sin contratiempos. No obstante, la lluvia sorprendió en la calle a las cinco hermandades que decidieron efectuar su Estación de Penitencia en la Santa Iglesia Catedral.
La jornada comenzó a las 14:53 horas, momento en el que la Cruz de Guía de la Salud de San Rafael se echaba a las calles de la barriada Federico Mayo. Pocos minutos más tardes, la Hermandad de Bondad y Misericordia hacía lo propio, abandonando el Santuario de María Auxiliadora para dirigirse a Catedral.
Casi a las 15:30, y con el sol brillando en el cielo de Jerez, el paso de misterio del Señor de la Clemencia abandonaba la Parroquia de San Benito. En este momento, ya eran tres las hermandades que habían llevado a cabo su salida procesional, confiando en que las inclemencias meteorológicas respetaran, al menos, su llegada hasta el primer templo de la ciudad.
A las 16:30, la Hermandad de la Salvación comenzaba a transitar por Las Torres, disfrutando de grandes momentos acompañadas por todo un barrio que había aguardado con ansia la llegada de un nuevo Martes Santo. No obstante, una hora más tarde, cuando la Hermandad de los Judíos de San Mateo ya había puesto buena parte de su cortejo en la calle, la jornada se rompería irremediablemente.
Llegadas las seis de la tarde, un inoportuno chaparrón sorprendía a las cinco corporaciones que en ese momento se dirigían a la Santa Iglesia Catedral. En aquel momento, las Hermandades del Cristo del Amor y de la Defensión anunciaban que no efectuarían su salida, dejando al Martes Santo huérfano de dos corporaciones tan señeras como las de San Juan y Capuchinos.
A las 19:30, la lluvia volvía con fuerza a Jerez, provocando decisiones de última hora en todas las hermandades que se encontraban en la calle. San Rafael decidía refugiarse en San Francisco, mientras que la Hermandad de los Judíos de San Mateo refugiaba al Señor de las Penas en la Victoria y a María Santísima del Desconsuelo en la Basílica de Nuestra Señora de la Merced.
Bondad y Misericordia, Clemencia y Salvación quedaban refugiadas en aquel momento dentro de la Santa Iglesia Catedral, donde habrían de producirse ciertas circunstancias que desembocarían en la irreversible dimisión del Hermano Mayor de la corporación de San Benito en la mañana del Miércoles Santo.
Eran las 20:30 horas cuando los partes meteorológicos anunciaban un receso en las precipitaciones que se prolongaría durante un intervalo de dos a tres horas. Ante esta tesitura, las cinco hermandades decidían emprender el camino de regreso a sus templos, todas ellas modificando itinerarios y, en el caso de La Clemencia, prescindiendo del cortejo de nazarenos y del acompañamiento musical.
Cuando el reloj marcaba casi las once menos diez minutos de la noche, la Hermandad de Bondad y Misericordia finalizaba su recorrido, ya de vuelta en el Santuario de María Auxiliadora. Algunos minutos más tardes, Nuestra Señora del Desconsuelo se arriaba definitivamente en el interior de San Mateo. De este modo, dos de las cinco hermandades ya se encontraban, refugiadas de la lluvia, en sus templos.
No se había sobrepasado la media hora sobre las doce de la noche cuando las Hermandades de Salvación y La Clemencia refugiaban finalmente a sus respectivos titulares una vez finalizado el itinerario que les llevó de regreso a sus respectivas Sedes Canónicas. Con el Señor de la Salud en el interior de la Parroquia de San Rafael se ponía fin a un Martes Santo cargado de momentos difíciles, polémicas y enfrentamientos que no hicieron más que complicar una jornada ya ardua de por sí en lo meteorológico.
[ Imagen: Unión de Hermandades ]