Con la entrada del otoño, también llega el cambio de hora, motivo por el que este fin de semana, en la madrugada del sábado al domingo, a las tres de la madrugada los relojes retrocederán para volver a marcar las dos.
Este horario se mantendrá hasta la llegada de la primavera, cuando se recobrará el horario de verano, que adelantará de nuevo los relojes.
Para conocer los orígenes de esta práctica hay que remontarse a 1974, cuando tuvo lugar la primera crisis del petróleo.
Algunos países decidieron adelantar el reloj para aprovechar mejor la luz del sol y consumir así menos electricidad en iluminación. Se aplica como directiva desde 1981 y ha sido renovada sucesivamente cada cuatro años.
De momento, aunque el cambio de hora genera polémica en ciertos sectores de la sociedad, seguirá produciéndose, al menos hasta 2026.
No obstante, el investigador Manuel Alcaraz, del Instituto de Ingeniería Energética de la Universidad Politécnica de Valencia, asegura que este cambio tuvo sentido con la crisis del petróleo de los años 70 pero ahora, con las tecnologías disponibles, no tiene tanto impacto en el consumo eléctrico.
El investigador opina que el horario de invierno y de verano tienen el mismo impacto en ahorro energético, pero quizá tendría “más sentido” adoptar el de verano, por ser el que más se ajusta a la latitud de España.