El obispo José Rico Pavés asegura que el monasterio de la Cartuja mantendrá el culto, no permanecerá deshabitado ni un solo día y tendrá un programa de visitas, tras la marcha de las Hermanas de Belén.
El prelado ha apuntado que desde el Obispado, «se está trabajando en cuatro direcciones: conservación, seguridad, culto y proyección cultural, que incluye las visitas». En unas declaraciones, Pavés ha añadido que para ello, «ya está casi constituida una mesa del Obispado referente a estos asuntos. De esos cuatro temas, todos dependen del primero: el mantenimiento.
El compromiso que adquirió la Diócesis al obtener la cesión por parte del Estado es el mantenimiento en relación al uso, y así se ha conseguido en gran medida gracias a la presencia de una comunidad monástica». Al hilo, asegura que a pesar de la marcha de la congregación, el monumento «mantendrá el culto porque no se va a desacralizar», aunque no especifica de momento cómo.
Respecto a la seguridad, Pavés ha adelantado que cuando se vayan la monjas, «aquello no quedará deshabitado ni un solo día», y puso como ejemplo los ejercicios espirituales que han realizado allí los seminaristas de la Diócesis.
En cuanto a los robos que han sufrido las hermanas a lo largo de este tiempo, Pavés confiesa que las monjas «han vivido en una confianza enorme en la providencia porque los robos los han estado padeciendo con mucha frecuencia estos 22 años. Todo se está perimetrando para asegurar lo que es más valioso».
En cuanto a las visitas turísticas, y con la marcha de las hermanas, subraya Pavés que ahora «se abre un panorama nuevo. Ya no tenemos la restricción que venía por una comunidad monástica y, siendo de clausura, de las más estrictas. Por ello, estamos trabajando en una programación de visitas que dependen del mantenimiento y de una serie de informes técnicos que nos indican motivos de preocupación que hay que justificar».
E hizo referencia a la liberación de la autopista que, al haber ahora tráfico pesado más cercano al monumento, esto ha influido en el deterioro de varios puntos, como las grietas que han surgido en las recién reformadas celdas. «Tenemos que estudiar todo esto bien para ver qué recursos se deben implicar para el sostenimiento y conservación de este edificio».
Una vez concluido ese informe técnico, el Obispado se reunirá con las administraciones cercanas: Ayuntamiento, Diputación y Junta de Andalucía, para ver «qué podemos exigir al propietario de aquello que es Patrimonio Nacional, dependiente del Ministerio de Hacienda».